La firma valenciana INDEREN (Ingeniería y Desarrollos Renovables, S.L.) fabrica plantas de biogás para media Europa mientras en España apenas se realizan.
La cuestión no es ninguna broma, ahora que estamos sufriendo un continuo encarecimiento de la energía y cunden máximos temores por si aún se disparan más los precios y llegaran a cumplirse las amenazas de cortes de suministro. El adecuado procesamiento de todos los residuos orgánicos que generamos podría convertirse en ingentes cantidades de gas que cubrirían buena parte de la demanda. Si hasta el momento se planteaba como acción preferente para evitar vertidos contaminantes, ahora cobra una especial dimensión el aprovechamiento energético de toda clase de materia orgánica residual. Dos pájaros de un tiro: eliminar fuentes contaminantes y a la vez reducir la dependencia energética de otros (ahora sobre todo de Rusia) y rebajar la factura en toda clase de consumos.
Sin embargo, en España se perdió este tren hace diez años y ahora cuesta cogerlo de nuevo. Mucha teoría sobre el papel, pero en la práctica poca cosa. Y eso que se cuenta con conocimiento y desarrollos propios, pero como faltan iniciativas directas y falla la necesaria financiación, la tecnología disponible en casa se está exportando a otros países europeos, donde sí se ponen las pilas de verdad y funcionan mucho mejor los planes de aplicación de energías renovables y economía circular.
INDEREN (Ingeniería y Desarrollos Renovables, S.L.) es una firma valenciana de energías renovables, asentada entre Silla, Alcásser y Picassent, que despliega en los últimos años su actividad empresarial sobre todo en Francia, Holanda, Bélgica o Alemania, donde ha participado en la instalación de casi un centenar de plantas de biogás. Y como dice su máximo responsable, Ricardo Romaguera, «lo mejor de todo es que los clientes repiten, lo que significa que confían en nuestra eficacia y somos competitivos, incluso más que empresas locales, que tienen a favor su proximidad».
- En Holanda, Alemania o Francia es hoy impensable una granja sin una planta para convertir el estiércol de los animales en energía.
INDEREN despliega su actividad también en el área fotovoltaica y sobre todo en el desarrollo de nuevos proyectos «agrovoltaicos«, combinando la instalación de paneles solares con cultivos compatibles en el mismo espacio, lo cual ensaya ahora con éxito en Picassent. Pero su área de mayor actuación y experiencia desde hace años es la del biogás.
Un ejemplo de largo éxito en funcionamiento es el de la planta de Vall d’Uixó, donde se «digieren» todo tipo de residuos (de granjas, lodos de depuradoras, restos de alimentos…) No obstante, justo cuando la empresa empezaba a desplegarse en otros proyectos en marcha, se produjo un hecho que cortó de raíz infinidad de planes. Fue en 2012, al suspender el Gobierno el sistema de retribución a las energías renovables.
De la noche a la mañana «nos quedamos sin encargos ya planificados -recuerda Romaguera- y tuvimos que probar a buscarnos la vida fuera». Entonces descubrieron que en muchos otros países europeos seguían adelante con el biogás e incluso que la legislación hace que no se conciba una granja sin su planta para convertir el estiércol de los animales en energía.
Se expandieron por Holanda, Bélgica, Alemania, Francia… y tuvieron que buscar rápidamente una solución a un problema inesperado: «En muchas zonas de estos países llueve casi todos los días, por lo que no se puede trabajar muchas horas a la intemperie, y eso nos llevó a idear la conveniencia de hacer plantas modulares, montadas en contenedores marítimos en nuestros talleres en Silla, para facilitar su transporte y fácil montaje en el sitio».
Ahora la esperanza está en que «se reemprenda en España lo que se interrumpió en 2012», ya que los objetivos están claros, si bien faltan decisiones políticas, fondos de financiación y una conveniente agilización burocrática, porque los residuos están ahí, son un problema y «tenemos las soluciones tecnológicas en la mano para convertirlos en el gas que nos hace falta».
Fuente: Bonell, C. (05 09, 2022). Los residuos orgánicos cubrirían buena parte de la demanda de energía. Recuperado de https://bit.ly/INDEREN433